En octubre inician obras del primero de los embalses priorizados en zonas de sequía

2906 0
2906 0

El salto será gigantesco. De 100 hectáreas a 1.500 crecerá el terreno cultivable para los agricultores del río Pama, en la comuna de Combarbalá, Región de Coquimbo, con la construcción del embalse Valle Hermoso.

Su edificación comenzará en octubre y estará terminado en julio de 2019. Será el primero de las 20 obras de este tipo que el Gobierno concretará en la próxima década en zonas afectadas por la sequía.

Es uno de los ocho priorizados y según Gustavo Hernández, regante de la Junta de Vigilancia del Río Pama, beneficiará a 339 agricultores que producen principalmente uva de mesa y pisquera, y mandarinas y paltas.

Ayudará a más de 260 crianceros, cada uno de ellos dueños de entre 80 y 100 animales que sufren una década de sequía.

«Es un embalse chico, pero multianual para nuestro riego. Nos da una seguridad para cinco años, además que en períodos de baja pluviometría, igual cae nieve (…) así que nos significa una gran cantidad de agua embalsada», dice Hernández. El proyecto lo construirá el consorcio de empresas Conpax S.A. y Valko S.A.

Para el agro y la generación eléctrica

El embalse Punilla, 30 km hacia la cordillera del pueblo de San Fabián de Alico, Región del Biobío, sería el segundo en ver la luz. El ministro de Obras Públicas, Alberto Undurraga, asegura que en febrero de 2016 se adjudicará su construcción. Es el único embalse mayor, de 625 millones de m {+3} . Los demás embalses del plan estatal promedian 57 millones de m {+3} .

Punilla es anhelado desde hace nueve décadas y se ha prometido en tres gobiernos seguidos, pero, explica Undurraga, «hay un asunto que resolver respecto a la seguridad en materia de transmisión eléctrica, porque la generación es un activo económico en la medida que tengas cómo transmitirla».

Este será el único embalse mixto -para el agro y la generación eléctrica con 94 MW de potencia instalada- de los ocho priorizados y beneficiará a 5 mil agricultores que esperan triplicar la superficie de riego. Pasarán de 20 mil ha a 60 mil que surtirá el río Ñuble. Su construcción tardará ocho años.

En la zona, el 66% de los agricultores tiene poca tierra: menos de 12 hectáreas, donde plantan trigo o la destinan a praderas. Con el triple de área a regar, el sueño es cultivar frutales, sobre todo cerezos, y frenar la migración desde los campos.

El embalse Chironta, en Arica, es el tercero que lleva más avances. Se espera licitar su construcción a fin de año. Los cinco restantes están en la Región de Valparaíso, donde la sequía golpea con más fuerza a los agricultores, pues allí la escasez de estas obras es mayúscula.

Máxima necesidad

En los años más secos, por el río Aconcagua corren cerca de 100 millones de m {+3} , los que van a parar al mar. En esa cuenca se construirán los embalses Catemu y Pocuro, y en el río Petorca, los proyectos Las Palmas y Los Ángeles. A ellos se sumará la ampliación del embalse Los Aromos, en Limache.

«Donde más se nota el déficit de embalses y los problemas que reviste es en la V Región. Tienes casos como el Aconcagua, Petorca y la Ligua, que no tienen regulación», afirma el ingeniero civil hidráulico y ex director general de Aguas, Humberto Peña. «El Estado en su conjunto tiene una deuda con Valparaíso y con los valles del Aconcagua, Petorca y la Ligua», reconoce Undurraga.

Los agricultores de esta región creen que solo podrán sobrevivir si se levantan estos proyectos. «Es la gran solución para nosotros… ¡La sequía es un fenómeno que llegó para quedarse!», expresa el gerente de los regantes de Quillota, Santiago Matta, quien asegura que tras las lluvias del 6 de agosto pasado se perdieron unos 54 millones de m {+3} , que han corrido sin atajo por el río Aconcagua.

Si la sequía ha afectado gravemente a los agricultores de esta cuenca, en la provincia de Petorca la situación es peor. Los ríos Petorca y Ligua recuperaron recién, con las lluvias de principios de mes, su caudal mínimo.

Edesio Maturana, presidente de los Agricultores de Petorca, junta firmas para asegurar la construcción del embalse Las Palmas y de un canal alimentador que traiga agua desde el río Petorca. Tiene un terreno en Palquico y desde ahí «he visto con pena que el agua que pasó por los ríos y esteros ya se perdió, porque no tenemos cómo almacenarla».

En la Ligua, el agricultor Hugo Díaz dice que llevan un siglo esperando embalses y Luis Aballay, presidente de los agricultores de Las Palmas, cree que ahora sí que habrá buenas noticias: «Ya se han hecho los sondajes, y se ha explicado bien el proyecto, qué parte de la zona se va a inundar y qué terrenos se expropiarán». Allí, que les quiten un poco de tierra en favor del embalse lo aplauden, porque «todos vivimos de la agricultura y de la pequeña minería, por lo que el riego es fundamental», explica Aballay.

Claro que hay incrédulos, como Amadeo Farías (85) de Petorca. «Cuando hice mi servicio militar en Quillota, en 1948, ya se estaban anunciando los embalses», dice mirando al aire. Fue agricultor y la sequía barrió con 5 mil de sus paltos y unos 2 mil limoneros. Ahora dice que solo le queda «ver para creer».

Fuente: Economía y Negocios

In this article