Agricultores de Murcia, España, consiguen descontaminar agua gracias a la energía solar

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La Federación de Cooperativas Agrarias de la Región de Murcia (Fecoam) colabora en el proyecto europeo de investigación Life-Aquemfree, que consiste en un proceso de degradación de los productos plaguicidas mediante la energía solar.

El objetivo del proyecto, que está en fase de finalización, es “demostrar una técnica alternativa económica y ecológica para degradar por completo los residuos de plaguicidas contenidos en las aguas residuales producidas en las fincas remanentes en envases y tanques de tratamiento”.

Así como enjuague de tranques tras su uso, limpieza de maquinaria y equipos, “con un equipo innovador ubicado en las explotaciones, dando solución a un problema europeo actual, en especial en la zona mediterránea”, según explica el responsable de Formación y Proyectos Europeos de Fecoam, Pedro Sánchez Seiquer.

De tal forma, “que ese catalizador, que degrada el producto plaguicida, se recupera completamente al final del proceso, de manera que se puede reutilizar”, por lo que, al final, “tenemos un agua descontaminada, que se puede utilizar de nuevo, sin ningún tipo de residuo adicional”.

Al respecto, recuerda que la Directiva 2009/128/CE de uso sostenible de pesticidas obliga a los estados miembros a adoptar medidas para garantizar que las operaciones de los profesionales no pongan en peligro la salud humana ni el medio ambiente; y que tanto las normas legales como las privadas deben ser cumplidas por los agricultores para comercializar sus productos en la UE.

Pero actualmente, ha explicado en declaraciones a Europa Press, “no hay una solución real disponible para gestionar los residuos de plaguicidas, sino someras recomendaciones. Las soluciones actuales o en estudio no son completas y sólo transfieren el problema o provocan la generación de nuevos residuos”.

Concretamente, Aquemfree se basa en un proceso de degradación mediante fotocatálisis solar utilizando la energía solar (radiación UV) y un catalizador que se recupera por completo al final del proceso para su reutilización. Como resultado el agua es descontaminada y puede ser utilizada de nuevo sin producir residuo adicional ni transferencia del problema.

“Pretende ser un sistema fácil de usar ubicado en la finca para evitar problemas de transporte y permite un tratamiento ecológico del agua residual” y se espera que el sistema sea “económica y técnicamente asumible por los agricultores, lo que sería una verdadera garantía para su amplia aplicación”. Un proyecto, ha acentuado, “que cuenta con unos equipos desarrollados y está funcionando en cuatro fincas”.

Fecoam también es uno de los socios del proyecto Life ‘Drainuse’ para la reutilización de los drenajes de los cultivos sin suelo, o hidropónicos, bajo invernadero “y aprovechar mejor un recurso que es cada vez más escaso en la Región de Murcia, como es el agua”.

La hidroponía es el cultivo de plantas sobre soluciones minerales en lugar de suelo. La mayoría de los cultivos sin suelo en el área mediterránea suelen ser sistemas abiertos, en los que un buen porcentaje de la disolución de riego se libera al medio ambiente.

Con estos drenajes, se llegan a eliminar hasta un 31 por ciento de los nitratos y un 48 por ciento del potasio que se usa como fertilizante, dando lugar a la contaminación de suelos y acuíferos.

El objetivo del proyecto es demostrar la viabilidad y rentabilidad del uso de un sistema que reutiliza todos los drenajes procedentes del riego de los cultivos. Es decir, convierte los sistemas abiertos contaminantes en sistemas cerrados, en los que recirculan todos los drenajes, explica Sánchez Seiquer.

Este nuevo sistema de cultivo cerrado, que se utiliza principalmente en los Países Bajos, no solo evita contaminar, sino que ahorra agua y fertilizantes, “mejorando la competitividad de la agricultura murciana”, pues “pueden ser, de nuevo, incorporados al sistema”.

El proyecto, en el que participa el Cebas, la Universidad de Murcia y la empresa Riegos y Tecnología, finaliza el 31 de agosto de 2018, ha contado con un presupuesto de casi un millón de euros y los ensayos se han realizado en una finca piloto en tomate, uno de los cultivos más importantes en el sur de Europa.

Fuente: El periódico de la Energía.

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